No te pongas nervioso
Una vez más vuelvo a casa en tren. Delante mismo tengo a una chica con un niño que no tendrá más de 2 añitos. Son las 19.30 pasadas y siento que el día ha sido largo para ellos.
El niño está inquieto y es evidente que ella ya no sabe qué más hacer. Intenta entretenerlo con todo lo que puede, pero cada intención no dura más que unos minutos y el niño vuelve a la carga, hasta que ella le dice con cariño «no te pongas nervioso, que ya llegamos».
Pero ella no me transmite la tranquilidad que pide. Esas palabras dichas con amor no calman al niño y más bien aumenta su nerviosismo.
¿Por qué nos resulta más fácil decir lo que no queremos que hablar de aquello que sí queremos? Perfectamente podía haber dicho «vamos a respirar esta tranquilidad mágica que llevo en el bolsillo».
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Al hablar con las negaciones ponemos una barrera donde excluimos solo la posibilidad nombrada, y con ello estamos excluyendo una de las infinitas opciones que nos ofrece la vida, pero no especificamos correctamente hacia donde queremos dirigirnos.
Yo creo que se debe a que nos resulta fácil reconocer aquello que no deseamos cuando nos ponen esa posibilidad delante.
La dificultad se encuentra en elegir el camino porque conlleva un ejercicio de análisis, decisiones y descarte de posibilidades que determinen claramente una dirección.
¿Cuántas veces en nuestros equipos, o en las organizaciones a las que pertenecemos, nos dan directrices usando la negación? ¿Y en nuestras relaciones personales?
No es malo hablar con negaciones, pero después debe acompañarse de una afirmación que nos dé luz sobre lo que realmente queremos.
El nerviosismo de la madre va en aumento y se va haciendo cada vez más patente. Miro la situación como un sistema que se retroalimenta, del niño a la madre y de la madre al hijo, una espiral que tiene mal final.
Seguro que ella está agotada, pero ella es la mayor, y si uno de los dos tiene que ponerle sentido esa es la madre.
¿Cuántas veces en las empresas suceden situaciones parecidas entre mandos intermedios o directivos y las personas que trabajan con ellos? ¿Cuántas situaciones terminan con una imposición por el poder de la jerarquía o exigiendo a los demás aquello que los mandos no tenemos?
En las relaciones entre distintos niveles siempre debería ser el mayor quien aporte riqueza, serenidad, experiencia y sentido a la relación (por algo es el responsable o el jefe o el título que quieras ponerle), pero no siempre sucede en este orden.
Las organizaciones del futuro requieren líderes que aporten valor real, no solo que calienten la silla y muestren sus galones.
Tags: Desarrollo, Liderazgo humano, Management, Negocios
Otra magnífica reflexión Jaume. La negación te pone en una posición defensiva entrando en una dinámica que cada vez es más difícil de romper. ¿No será mucho más constructivo para todos buscar el aspecto positivo de un conflicto que beneficie a todos? A mí me ayuda en mi vida profesional y en mi vida personal dónde una hija de 2 años te brinda muchas oportunidades para ponerlo en práctica :-). – Gracias.
Hola Luis M, muchas GRACIAS por tu comentario y por sembrar en otros. L@s hij@s siempre son GRANDES maestros, solo necesitamos mirarlos con AMOR y la voluntad de aprender. Coincido totalmente contigo, trabajar desde la parte positiva siempre nos traerá el mejor resultado posible.
Excelente mensaje y aprendizaje de una observación «de la vida misma». En mi trayectoria profesional (consultor, directivo, empresario…) y en mi vida personal (pareja, hija, amigos…) siempre he intentado utilizar e inculcar el «lenguaje positivo» (tan de moda ahora con la PNL). Es decir: no me digas lo que no quieres, dime lo que quieres. Hablemos de resultados y acciones para lograrlos, no de fallos o inconvenientes. Para que me digas que no vendo, ya lo se yo; dime cómo vender más. Para que me digas que esta excursión no está organizada, ya lo veo; ¡dime cómo organizarla!
Hola Antonio, muchas GRACIAS por tu comentario y por sembrar en otros. A mi alrededor, y en ciertos momentos de mi vida, he visto perfectamente la dificultad de elegir un camino entre toooodos los que hay, pero eso es en definitiva lo que marca el movimiento y la dirección. Desde allí es desde donde podremos lograr la energía para conseguir llegar.
Genial la conexion que haces maternidad-empresa. Convertirme en madre hace 9 años ha sido como sacar matrícula de honor en un master de «change management». Gracias Jaume
Hola Ana, muchas GRACIAS por tu comentario y por sembrar en otros. Siempre he pensado que ser madre tiene que ser algo MUY GRANDE… traer una nueva vida a este mundo, prepararse durante 9 meses para el gran momento, un vínculo único con los hijos para siempre. Creo que la vida misma es el mejor máster que tenemos, pero muchas veces no somos conscientes de ello ni le sacamos todo el jugo posible. ¡FELICIDADES por tu consciencia!